Descubre la magia del senderismo en el Iztaccíhuatl: leyenda y aventura

El senderismo en el Iztaccíhuatl es una experiencia inolvidable, llena de esfuerzo, aprendizaje y paisajes que quitan el aliento. Esta aventura nos llevó al Parque Nacional Iztaccíhuatl Popocatépetl, un lugar donde la imponente naturaleza de los volcanes se entrelaza con la historia y la cultura de México. Con la compañía de Unlimited Experiences y la comodidad de viajar en la S-Cross 2023 de Suzuki, el recorrido nos demostró que cada paso vale la pena.

Ubicado entre los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl, este parque es un tesoro natural que atrae a aventureros y amantes de la naturaleza. Aunque el tiempo estimado para llegar desde Ciudad de México o Puebla es de aproximadamente dos horas, el camino se extiende debido a las paradas para capturar los impresionantes paisajes y recorrer los kilómetros de terracería que conducen al corazón del parque. La travesía comienza mucho antes de poner un pie en los senderos: desde los primeros momentos, el aire fresco y las vistas panorámicas preparan el espíritu para la escalada.

El viaje, organizado por Unlimited Experiences, fue una experiencia en sí misma. Susana Aguilar, mejor conocida como Suzie, guía y CEO de la empresa, nos recogió en su Jimmy todoterreno, equipado con un kit de bienvenida que incluía agua, snacks saludables y otros esenciales para el camino. Suzie no solo nos proporcionó logística y motivación, sino que compartió la rica historia de los volcanes, como la leyenda de amor entre Popocatépetl e Iztaccíhuatl y los primeros usos de la nieve del volcán por los aztecas para preparar nieves y raspados.

Optamos por la Ruta de los Portillos, una de las 12 sendas que llevan a la cima del Iztaccíhuatl, el tercer volcán más alto de México con 5,230 metros sobre el nivel del mar. La subida fue un desafío tanto físico como mental, con lodo, grava y pendientes que probaban nuestra resistencia. Sin embargo, cada tramo ofrecía una recompensa: paisajes mágicos que parecían salidos de una postal, con cielos despejados y vistas a los valles circundantes. El esfuerzo era innegable, especialmente a medida que la altitud comenzaba a afectar el cuerpo, pero la camaradería del grupo y el apoyo constante de nuestra guía nos mantuvieron en marcha.

Al alcanzar los 4,300 metros de altitud, la sensación de logro era palpable. La recompensa no solo era la vista, sino también el caluroso recibimiento de Suzie, quien nos ofreció cappuccinos y snacks saludables, como arándanos y barras de amaranto, provenientes de productores locales. Este toque personalizado hizo de la experiencia algo aún más especial, celebrando el esfuerzo con detalles que combinaban lo práctico con lo emotivo.

La bajada, aunque menos demandante físicamente, también fue una oportunidad para reflexionar sobre la experiencia. En el restaurante La Cabaña, propiedad de una familia local y operado las 24 horas, disfrutamos de quesadillas y cervezas que cerraron la jornada de manera perfecta. El sazón de la comida mexicana, combinado con la satisfacción de haber cumplido nuestro objetivo, hizo que cada bocado fuera inolvidable.

Subir al Iztaccíhuatl no es solo una actividad física; es una experiencia de conexión con la naturaleza, con la historia y con uno mismo. Cada paso, cada jadeo y cada pausa para respirar profunda y deliberadamente se convierten en parte de un viaje más grande que el simple ascenso al volcán. La clave para superar el reto estuvo en mantener la calma, concentrarse en el siguiente paso y no dejarse intimidar por la inmensidad del camino por delante.

Esta aventura nos recordó la importancia de respetar el entorno natural y apoyar a las comunidades locales. Desde los agricultores que cultivan frutas y semillas alrededor del parque hasta los pequeños negocios como La Cabaña, cada interacción contribuyó a enriquecer nuestra experiencia y a sostener la economía de la región.

El Iztaccíhuatl no es solo un volcán; es un símbolo de la grandeza natural de México, una invitación a descubrir la historia y el legado de su tierra, y un reto para quienes buscan superar sus propios límites. Para quienes deseen intentarlo, el consejo es claro: prepárense física y mentalmente, viajen ligeros pero bien equipados, y sobre todo, no subestimen la altitud ni la complejidad del recorrido.

Al final, lo que queda no son solo los recuerdos de los paisajes o el cansancio en los músculos, sino la certeza de que, con determinación y apoyo, incluso las metas más desafiantes son alcanzables. Subir el Iztaccíhuatl es una experiencia que deja una huella profunda en quienes se atreven a intentarlo, una aventura que combina esfuerzo, aprendizaje y una conexión única con la naturaleza.

Fuente:https://www.eluniversal.com.mx/destinos/4-tours-de-senderismo-en-el-iztaccihuatl-para-todos-los-niveles/

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